“Los bombardeos del ’55 siguen siendo crímenes de Lesa Humanidad"
Diálogo con Gonzalo Chaves, autor de una de las primeras 
investigaciones sobre los bombardeos de Junio de 1955.  Por Camilo Cagni
¿Cómo empezó a desarrollar la investigación?
Como tenía pocos elementos sobre los acontecimientos del 16 de junio, 
empecé la investigación recurriendo a los diarios de la época. El gran 
escritor y militante Rodolfo Walsh decía que “hasta lo más secreto está 
en alguna fuente públicas”, y la verdad que tuvo razón. En muy pocos 
días conseguí los periódicos del día después del ataque, y para mi 
sorpresa ahí estaba todo. Después, a partir del día 18 y 19 de Junio, 
toda la información empezó a evaporarse porque el mismo Perón le quiso 
bajar el tono al conflicto.
Además de generar un acto terrorista, ¿cuál era el objetivo central de los bombardeos?
La acción se realizó con la intención de matar Perón, a pesar de que los
 golpistas siempre lo negaron. Todos ellos sabían Perón ese día iba a 
estar en la Casa de Gobierno, porque a la mañana muy temprano él se iba a
 reunir con el embajador de los EE.UU.
Recién en el año ’71, cuando salió publicada en la revista “Así” una 
entrevista al ex militar Néstor Noriega, los sublevados empezaron a 
reconocer públicamente el verdadero sentido de la acción.
¿Qué rol cumplió Noriega en el ataque?
El fue una pieza clave en esta acción, tanto en la planificación como en
 su ejecución. Por aquellos años se desempeñaba como jefe de la Base 
Aérea de Punta Indio, lugar de donde partió el grueso de los aviones que
 bombardeó la Casa de Gobierno. También de allí salieron las aeronaves 
que ametrallaron la sede de la CGT, el Departamento Central de Policía y
 la residencia presidencial que se ubicaba en las calles Agüero y 
Libertador.
¿En que momento cae la primera bomba y cuantos aviones participaron?
La primera bomba cae a las 12:40 del mediodía, en plena Plaza de Mayo. 
La segunda es arrojada sobre la Casa de Gobierno, mientras que la 
tercera da de lleno en un trolebús que estaba repleto de pasajeros. En 
esta acción participaron 6 aviones “Beechcraft” lanzando 6 bombas de 100
 kilos cada una, 14 aparatos “North American” con 4 bombas de 50 Kg. 
c/u, y varios aviones “Gloster”.
¿Cuáles fueron los movimientos previos al ataque?
En realidad el bombardeo se retrasó por razones climáticas. Se esperaba 
comenzar a las 9 de la mañana pero recién al mediodía, cuando el cielo 
se despejó, se tiró la primera bomba. Antes los aviones estuvieron 
sobrevolando durante varias horas las ciudades de Colonia y Montevideo, 
esperando recibir las órdenes que provenían del Ministerio de Marina.
¿Cuál era el plan a seguir por los insurrectos tras los bombardeos?
La idea original de estos marinos era la de bombardear para que 
inmediatamente después se desatara una sublevación en las distintas 
filas del ejército. Si ello prosperaba, los conspiradores ya contaban 
con un gobierno civil que iba a tomar el poder. Muerto Perón y tomada la
 Casa de Rosada, asumiría un triunvirato integrado por Zavala Ortiz que 
era radical, Adolfo Viches que era del partido conservador, y el 
socialista Américo Gioldi.
¿Cual fue el saldo de victimas?
Se calcula que murieron más de 400 personas. En mi investigación pude 
reconstruir una lista de 350 victimas con nombre, apellido, número de 
documento y domicilio.
Después del atentado, ¿hacia donde se dirigieron los aviones?
Los más de 20 aviones huyeron hacia el Uruguay. Esto demuestra que 
semejante conspiración se realizó con el apoyo de militares extranjeros,
 y seguramente con la complicidad del departamento de estado 
norteamericano.
El hombre que recibió a los aviones en Montevideo fue Guillermo Suárez 
Mason, el mismo jerarca militar que comandó el terrorismo de estado 
durante la última dictadura. Resulta que él se encontraba exiliado en 
Uruguay por haber participado en la conspiración del año ’51, cuando 
sectores del ejército intentaron derrocar a Perón por primera vez. Pero 
este no fue el único genocida que participó de la masacre: estaban 
también Horacio Mallorga y Emilio Massera, que por el año ’55 eran dos 
jóvenes oficiales de navío a las órdenes del Ministro de Marina, Aníbal 
Olivieri.
¿Que sectores militares apoyaron la conspiración?
Los conspiradores contaban con la Base Naval de Punta Indio, el Batallón
 de Infantería de Marina BIN 4 que tenía asiento en Puerto Nuevo, y gran
 parte de la oficialidad de la aeronáutica con asiento en Morón. Además 
hay que tener en cuenta los más de 300 civiles que los apoyaban desde 
las inmediaciones de Plaza de Mayo.
Después de las bombas, ¿Hubo enfrentamientos en las calles?
En las afueras de Casa de Gobierno se combatió cuerpo a cuerpo. Allí un 
grupo de granaderos pudo contener la ofensiva de varias decenas de 
marinos que disparaban con el fin de entrar en el edificio. Es en ese 
momento cuando la CGT empieza a convocar al pueblo para defender el 
gobierno constitucional. Cuentan las crónicas de la época que en medio 
de esa movilización, un grupo de obreros irrumpió en una armería 
llevándose todas las armas y municiones para servir a las tropas leales a
 Perón. Este tipo de acciones yo las identifico como el inicio de la 
“resistencia peronista”.
Entonces el apoyo de los civiles fue decisivo para frenar el intento golpista…
Por supuesto, ellos fueron los encargados de rodear todo el perímetro 
del edificio del Ministerio de Marina, terminando con los planes de los 
sediciosos. Es ahí cuando los conspiradores se dan cuenta de que habían 
fracasado y deciden rendirse. Rápidamente Olivieri llama al jefe del 
ejército, Franklin Lucero, y le comunica la noticia. La única condición 
que pone para dejar las armas, es que saque a todos los civiles que 
estaban en los alrededores por temor a posibles represalias.
¿Qué hizo Perón con los sublevados?
Como los sublevados eran militares, fueron juzgados por el Concejo 
Supremo de las Fuerzas Armadas. Lo triste del caso es que todas las 
penas fueron muy leves. Visto desde hoy resulta evidente que se cometió 
un terrible error político en no ser más severo con el castigo, pero en 
ese momento se interpretó como un verdadero signo de debilidad. La 
intención de Perón fue la de no generar nuevas confrontaciones, ya que 
había un clima muy propicio como para que se inicie una guerra civil. 
Los resultados del tibio accionar se padecieron tres meses después, 
cuando se materializa el golpe del 16 de Septiembre de 1955.
¿Podemos decir que los bombardeos son delitos de lesa humanidad?
Absolutamente. Fue un bombardeo sobre una ciudad abierta a una población
 civil sin previa declaración de guerra, y además, con armamento del 
estado. El hecho tiene todas las características de haber sido un crimen
 de lesa humanidad y por ello no prescribe.
¿Por qué tuvo que pasar tanto tiempo para que se pueda hablar sobre el tema?
Durante mucho tiempo fue una especie de “secreto de familia”, ni los 
peronistas queríamos hablar. Por supuesto que los asesinos y cómplices 
tampoco, porque sabían el repudio era masivo. Yo pienso que el silencio 
de parte del peronismo se da por la actitud que tomó el mismo Perón, 
creyendo que bajando el tono al conflicto se iban a apaciguar los 
ánimos. En la disyuntiva por optar entre el tiempo o la sangre, Perón 
optó por el tiempo, una opción que él mismo reconocería como 
desacertada.
Fuente: Reporte de las Madres |  
www.reportedelasmadres.org
Ver Lista oficial de muertos por el bombardeo del 16 de junio de 1955