El Secretario General de la CTA de los Trabajadores, compañero Hugo 
Yasky junto a Eduardo Basualdo, director de Cifra, participaron de la 
convocatoria que hizo la Comisión de Presupuesto y Hacienda y la 
Comisión Previsional, para conocer la opinión de distintos sectores 
alrededor del proyecto de Reforma Previsional y Sinceramiento Fiscal, lo
 que denominan la Ley Ómnibus.
El rechazo surge de la consideración que son temas absolutamente 
distintos, que requieren un tratamiento particular cada uno de ellos y 
no pueden aparecer como parte de una ley de esas características.
Hugo Yasky:
Lo primero que planteamos es que a principios de la década del 90, 
cuando se discutió en el Congreso el proyecto para privatizar YPF, uno 
de los mascarones de proa que se utilizó, el principal, fue que esa ley 
iba a servir para saldar la deuda histórica con los jubilados. En pocas 
palabras, se utilizó a los jubilados para abrirle paso y legitimar el 
proyecto de privatización de YPF. Hoy lo recordamos y dijimos que es 
sintomático que aparezcan en un mismo paquete el tema del pago de la 
deuda con los jubilados y el sinceramiento fiscal, que en realidad no es
 otra cosa que un blanqueo, con el que se pretende beneficiar a todos 
aquéllos que fugaron dinero del país eludiendo el pago de impuestos y de
 alguna manera estafando no solamente al fisco, sino al conjunto de los 
argentinos, sobre todo a aquéllos que somos los argentinos de a pie, que
 pagamos puntualmente el IVA, porque cada vez que compramos una bolsa de
 comida tenemos que pagarlo, o que pagamos el impuesto a las ganancias. 
Para nosotros no hay posibilidades de evasión.
Sintomáticamente los dos proyectos aparecen en un mismo envoltorio.
No corresponde vincular entre sí Reforma Previsional, blanqueo de 
capitales y  reforma fiscal. Son tres temas absolutamente distintos, que
 requieren un tratamiento en particular cada uno de ellos y no pueden 
aparecer como parte de una ley ómnibus.
Uno de los que habló con un tono muy crítico, Manuel Gaggero, dijo 
que más que una “ley ómnibus”, habría que denominarla “ley tren 
fantasma”.
Dentro de los temas previsionales se incluyeron programas de 
reparación histórica a jubilados y pensionados.  Este programa de 
reparación histórica, en realidad plantea que se debe declarar la 
emergencia previsional como parte de la estrategia para saldar la deuda 
con los jubilados. Y plantean que para poder saldar esa deuda, que es 
pagarle a los jubilados que ya ganaron los juicios, y por lo tanto 
tienen ese derecho ganado, es cosa juzgada, como se planteó hoy, no 
tienen que estar sujetos a ninguna emergencia ni a ninguna otra cosa que
 no sea que el Estado pague las sentencias, como se venía haciendo hasta
 ahora, a razón de 4000 sentencias por mes.
Lo que se plantea ahí es toda una trama según la cual el fondo de 
garantías de sustentabilidad, que es el que sostiene la movilidad 
jubilatoria, el pago de las jubilaciones, ese fondo tendría que ser, 
según el proyecto de ley, la fuente de los recursos para poder saldar 
esta deuda histórica y entre los componentes de ese fondo aparece de 
manera muy particular, la posibilidad de la venta de las acciones de las
 empresas oligopólicas que hoy tienen un director estatal, porque de 
rebote de lo que fue la recuperación del sistema jubilatorio que estaba 
en manos del sector privado, el Estado se hizo de una cantidad de 
acciones, que las AFJP habían comprado para especular con la compra y 
venta de acciones, que tenían un precio a la mañana y otro a la noche, 
según les conviniera para especular y que lo hacían utilizando los 
recursos de los jubilados.
Es decir que de esa reivindicación histórica que fue recuperar el 
sistema jubilatorio y sacarle el pedazo de carne de la boca a las AFJP 
EL Estado se terminó haciendo de una cantidad de acciones que pertenecen
 a empresas líderes, que hoy tienen directores nacionales y que por 
supuesto, ante el cambio de gobierno y ante la orientación claramente 
neoliberal y proempresaria del gobierno de Cambiemos, todos estos grupos
 empresarios han hecho fuertes presiones, lobbies muy poderosos 
reclamando que este gobierno, al que nosotros le abrimos la puerta,  
ayudamos a que llegue a la Casa Rosada, ahora entre otras cosas nos 
tiene que retribuir, entre otras cosas recuperar las acciones, es decir,
 una venta a precio vil que les permita a ellos sacarse de encima a los 
directores estatales que les molestan mucho y de paso recuperar las 
acciones.
Resulta ser que toda esta operación la venden con el envoltorio 
atractivo que va a ser para beneficiar a los pobres jubilados que así 
van a poder encontrar la solución a sus demandas de que se les pague la 
deuda por los juicios que ganaron.
Todo un embrollo que no tiene pie ni cabeza, y que la única explicación 
que tiene es el intento de por un lado desfinanciar el fondo de 
sustentabilidad, y por el otro, como en una jugada a dos bandas hacer 
que estos grupos económicos recuperen las acciones que en el pasaje a la
 órbita estatal, quedaron en manos del Estado nacional.
Por supuesto, no escapa a la mirada de quien tenga un mínimo de 
objetividad, que si en el futuro el sistema resultara ser insustentable,
 se estarían dando las condiciones necesarias para que algunos vuelvan 
sobre la solución privatizadora, que en definitiva es un proyecto los 
neoliberales siguen teniendo entre ceja y ceja.
Lo planteé, dije que si alguna cosa buena hizo el gobierno de 
Cristina Kirchner en relación con los jubilados fue haber recuperado la 
jubilación para el sector público. Que habíamos sido saqueados por la 
voracidad de los grupos financieros y la complicidad del gobierno que en
 ese momento procedió a la privatización del sistema jubilatorio bajo 
las presiones del Banco Mundial. Todo una madeja de intereses que 
terminó haciendo que los jubilados en este país tuvieran que no 
solamente tener una jubilación miserable, sino que muchos quedaran sin 
la cobertura.
Cuando comencé la exposición expliqué que gracias a la recuperación del 
sistema jubilatorio para el sector público,  hoy la Argentina tiene la 
cobertura más alta de América Latina, y una de las más altas del mundo 
el 98% y que si hubiésemos seguido con la jubilación privada, hoy 
estaríamos como están los compañeros de Chile, donde hay un drama 
social, porque una mitad de los trabajadores que no han hecho aporte y 
no tienen jubilación.
Con respecto al costo fiscal, en base a la información oficial que 
tendría el sostenimiento de este esquema de pago de la deuda que plantea
 el gobierno, nosotros estaríamos llegando a un aumento casi del 20% del
 déficit fiscal y el gasto en seguridad social, que en el 2016 fue de 
622.448 millones de pesos anuales en el estado actual. Con la reforma 
esto se elevaría un 20%, casi a 745.000 millones, con lo cual está claro
 que este esquema nos llevaría con el tiempo a una situación de 
desfinanciamiento.
Si bien aparentemente esta reparación histórica que persigue el 
gobierno con el argumento de beneficiar a una porción de los jubilados 
que empezaron diciendo eran 2 millones y medio los que se iban a 
beneficiar con este cambio, con esta emergencia previsional, si se 
aprueba la ley, y hoy estaba claro que no llegaba a un universo de un 
millón de jubilados, con lo cual estamos hablando de un cambio del 
sistema que pone en riesgo el fondo de sustentabilidad para 
“beneficiar”, porque tampoco está claro que los beneficie, solamente al 
15% del universo de los jubilados.
Además, si bien en las apariencias de esta “reparación histórica” que
 persigue el gobierno con el argumento de beneficiar a una porción de 
los jubilados, que empezaron diciendo que eran 2 millones y medio los 
que se iban a beneficiar con este cambio, con esta emergencia 
previsional, si se aprueba la ley y hoy estaba claro que no llegaba a un
 universo de un millón de jubilados, con lo cual estamos hablando de un 
cambio del sistema que pone en riesgo el fondo de sustentabilidad para 
“beneficiar”, porque tampoco está claro que los beneficie, solamente al 
15% del universo de los jubilados. Esto por un lado, el otro tema es que
 así como está planteado el financiamiento de esta medida que 
incorporaría la posibilidad de la venta de las acciones de las empresas 
que se recuperaron después de la estatización del sistema jubilatorio, 
esto se podría convertir en un boomerang contra el propio sistema 
jubilatorio, que podría tornarlo insustentable.
Las acciones que actualmente tiene el gobierno son aproximadamente de
 5673 millones de pesos, y es de todos los recursos que tiene el fondo 
el de más alto rendimiento produce. Incluso ellos plantean que quizás la
 venta convenga para evitar que esas acciones en el futuro pierdan 
valor, lo cual es una gran mentira, porque esas son acciones de empresas
 muy poderosas que tienen alta cotización en bolsa. Con leer algunos 
nombres de las empresas nos podemos dar cuenta de qué manera tratan de 
disfrazar la realidad: Banco Macro, Telecom Argentina, Siderar, Molinos 
Río de la Plata, Banco Francés, Grupo Clarín, Banco Patagonia, Aluar, 
Transportadora de Gas del Sur, Petrobrás Argentina. Éstas serían 
supuestamente las empresas que podrían entrar en quebranto en el futuro y
 por lo tanto convendría deshacerse de las acciones.
Está claro que es una gran mascarada para mostrar como persiguiendo 
un fin loable, el intento de recuperar esta joyita que los grupos 
económicos quieren volver a tener en sus manos.
Así que bueno, nuestra posición fue clara. Nos oponemos a este 
proyecto, reclamamos que se sale de la deuda con los jubilados sin poner
 en riesgo los fondos que garantizan la movilidad jubilatoria y de los 
recursos del Ansés; pedimos que esos fondos se sigan utilizando para el 
apalancamiento de la economía, como planteaba hoy el ex diputado Santín,
 que dio un ejemplo muy concreto de cómo los recursos del fondo de 
sustentabilidad han generado emprendimientos productivos que han 
beneficiado a la economía y han dotado de mayores recursos al Ansés y un
 capítulo aparte fue la consideración de la propuesta de instituir 
también, como parte de esta suerte de filantropía del gobierno de 
Cambiemos en relación con los jubilados, una pensión para las mujeres 
que en realidad termina siendo una trampa, porque hasta ahora el sistema
 jubilatorio argentino viene produciendo moratorias que les permite a 
quienes no pudieron completar sus aportes al beneficio de la jubilación.
Partiendo de la base de que ningún trabajador elige llegar hasta los 
65, 70 años trabajando sin hacer aportes por una cuestión doctrinaria, 
vocacional o porque lo elige como un modo de vida. El trabajador que no 
hace aportes y trabajó toda su vida fue víctima de una situación de 
abuso patronal, entonces a las mujeres, que son en particular, en el 
mundo laboral, las que más sufren ese abuso patronal, porque hay un 35% 
de trabajadores no registrados, pero en promedio son muchas más mujeres 
que hombres quienes componen ese porcentaje. La mujer que es el sector 
más castigado porque trabaja en el hogar, fuera del hogar y ninguno de 
esos dos trabajos se le reconoce como parte de su derecho a jubilarse, 
se le viene a ofrecer la solución de darle la posibilidad de acceder a 
una pensión, según esta ley “a todas las personas que no hayan hecho 
aportes se les concederá el beneficio de una pensión, que a partir de 
los 65  años de edad le garantizará el 80% del haber mínimo 
jubilatorio”.
Traduciendo esto, toda persona que a los 65 años no tenga hecho aportes 
podrá beneficiarse con una pensión. Si la persona en cuestión es mujer, 
está claro que le estamos elevando la edad jubilatoria en 5 años, porque
 la mujer se jubila a los 60. Cuando rija esta ley va a tener que llegar
 a los 65 para poder acceder a una pensión equivalente al 80% de la 
mínima, es decir 20% menos de lo que cobraría ahora acogiéndose al 
beneficio de la moratoria a los 65 años. Cinco años más para llegar a un
 haber 20% menor que la mínima jubilatoria. Esto es lo que muestran como
 una ventaja.
A raíz de esto, la Secretaría de Igualdad de Género emitió un pronunciamiento que dice:
“La propuesta lleva la edad jubilatoria de las mujeres a los 65 años, es
 decir, nos aumenta 5 años y de esa manera nos equipara a los varones. 
Esta decisión desconoce todo el trabajo de cuidado y doméstico que hacen
 las mujeres toda la vida. Más del 75% de las tareas domésticas y de 
cuidado recaen en las mujeres. Según informe del Indec, las mujeres 
trabajan 3.5 horas más por día que los varones. La desigualdad de género
 que persiste en el mercado laboral son llevadas al sistema previsional.
 La informalidad de la mujer está cercana al 40%. El trabajo a tiempo 
parcial es mayor para las mujeres y crece cuanto más hijos o personas 
dependientes a cargo en el hogar la brecha salarial es cercana al 30%”.
Todos elementos que muestran claramente que lo que se pretende mostrar 
como una suerte de proyecto, producto de la sensibilidad social y el 
intento de mejorar el sistema jubilatorio, es en realidad un macaneo que
 aplica una serie de medidas que representan una involución.
Y lo último para señalar es la persistencia en lograr el objetivo de 
imaginar un sistema jubilatorio basado en la desigualdad. Es decir, el 
peronismo cuando instituyó el sistema jubilatorio en la Argentina, lo 
hizo con un criterio solidario. El que más aportó durante su vida, 
porque tuvo los mejores ingresos y por lo tanto pudo construir las 
mejores condiciones materiales de vida, entregaba esos aportes a un 
fondo común para garantizar una jubilación solidaria que en el último 
tramo de la vida del trabajador tendía a mitigar las desigualdades entre
 los que más ganaban y más aportaban y los que menos ganaban y menos 
aportaban y con ese criterio igualitario, sobre la base de la 
solidaridad entre los aportantes, que son los trabajadores activos, se 
construyó un sistema jubilatorio que luego fue sustituido por algo 
parecido a lo que tenemos en el cual  la jubilación tenía que ver con el
 aporte individual que es algo, en términos de concepción, más parecido 
al sistema de capitalización individual que promueven los privatistas y 
los neoliberales.  Es decir, al que más mérito hizo, al que mejor 
resolvió el mercado laboral su trayectoria personal, logró éxito y ganó 
más, le corresponde porque hizo más aportes, más jubilación. Este 
criterio que aparentemente para el sentido común de muchos es razonable,
 cristaliza las desigualdades y genera esa idea de que aquéllos que son 
los más aptos, los mejores, son los deben recibir el mejor beneficio. Y 
nosotros creemos que no. Creemos que el sistema jubilatorio tiene que 
garantizar un ingreso que permita vivir con dignidad. Así como nos 
parecen horrendas las jubilaciones de privilegio, del mismo modo nos 
parece que las jubilaciones tienen que tener en todo caso, una variación
 dentro de un sistema que garantice condiciones de vida digna para el 
jubilado.
Hoy se planteaba algo que es real, la jubilación mínima de bolsillo, 
que es la que cobra la mayoría de los jubilados del sistema, es de $4810
 en este momento. Eso revela la miseria que recibe la mayoría de los 
jubilados de este país aun después de haber recuperado el sistema y aun 
después de haberse aplicado la Ley de Movilidad jubilatoria. Sigue 
siendo absolutamente necesario, tan necesario como saldar la deuda con 
los jubilados, saldar la deuda con los que cobran la mínima.
Hoy muchos lo plantearon y creemos que es de estricta justicia la 
necesidad de un aumento de emergencia. Si acá se está hablando de 
premiar a quienes habiendo fugado capitales, habiendo evadido del 
Estado, habiendo cometido actos ilícitos pueden volver a traer esos 
capitales al país, ni siquiera para producir, porque eso lo explicó muy 
bien Basualdo. En la repatriación de capitales no pone como condición 
sine qua non la inversión productiva, sino es simplemente blanqueo. Si 
eso pueden hacer y dicen como un acto de justicia los que evadieron 
capitales, cuánto más se justifica para los que cobran $4810 pesos el 
aumento de emergencia para poder empezar a discutir en serio. Porque 
discutir saldar la deuda histórica y mirar para el costado cuando 
sabemos que hoy con los aumentos de precio que ha habido ha quedado 
totalmente desfasada la jubilación, es poco menos que cinismo, 
hipocresía. Lamentablemente hoy encontramos en muchos diputados esa 
máscara de cinismo, de mirar para el costado, cuando hasta los propios 
jubilados, en las distintas intervenciones que hicieron dijeron: no nos 
usen a nosotros para encubrir un blanqueo de capitales y una reforma 
impositiva, tributaria, en la que increíblemente vuelven a darle más 
beneficios a los que más tendrían que pagar y a costa de los que menos 
tienen.
Éste fue el posicionamiento de la CTA y por supuesto dijimos que 
estamos en contra de esta modificación, de esta emergencia previsional y
 también de lo que se denomina proyecto de sinceramiento fiscal, que en 
realidad de sinceramiento no tiene nada.
CTA NACIONAL