




Los trabajadores metalúrgicos, los trabajadores del transporte y otros gremios declaraban paros para los días de mayo, en razón de las quitas zonales y el no reconocimiento de la antigüedad por transferencia de empresas, respectivamente. Los obreros mecánicos realizan una asamblea y a la salida al ser reprimidos, defienden sus derechos en una verdadera batalla campal en el centro de la ciudad el día 14 de mayo. Nadie trabaja. Todos protestan. El gobierno reprime. En otros lugares del país, estallan conflictos estudiantiles por las privatizaciones de los comedores universitarios (…). No hay espontaneísmo. Ni improvisación. Ni grupos extraños a las resoluciones adoptadas. Los sindicatos se organizan y los estudiantes también. Se fijan los lugares de concentración.
El día 29 de mayo amanece tenso. Algunos sindicatos comienzan a abandonar las fábricas antes de las 11 horas. Es la represión indiscriminada. La prohibición violenta del Derecho de reunión, de expresión, de protesta.
Mientras tanto, las columnas de los trabajadores de las fábricas de la industria automotriz van llegando a la ciudad. Son todas atacadas y se intenta dispersarlas.
El comercio cierra sus puertas y las calles se van llenando de gente. Corre la noticia de la muerta de un compañero, era Máximo Mena del sindicato de Mecánicos. Se produce el estallido popular, la rebeldía contra tantas injusticias, contra los asesinatos, contra los atropellos. La policía retrocede. Nadie controla la situación. Es el Pueblo. Son las bases sindicales y estudiales que luchan enardecidas. Todos ayudan. El apoyo total de toda la población se da tanto en el centro como en los barrios.
Es la toma de conciencia de todos evidenciándose en las calles contra tantas prohibiciones que se plantearon. Nada de tutelas, ni de los usurpadores del poder, ni de los cómplices participacionistas. El saldo de la batalla de Córdoba, conocida como "El Cordobazo", es trágico. Decenas de meurtos, cientos de heridos. Pero la dignidad y el coraje de un pueblo florecen y marcan una página en la historia argentina y latinoamericana que no se borrará jamás.
En medio de esa lucha por la justicia, la libertad y el imperio de la voluntad soberana del pueblo, partimos esposados a bordo de un avión con las injustas condenas sobre nuestras espaldas. Años de prisión que se convierten en poco menos de siete meses, por la continuidad de esa acción que libró nuestro pueblo, especialmente Córdoba, y que nos rescata de las lejanas "cárceles del sur", para que todos juntos, trabajadores, estudiantes, hombres de todas las ideologías, de todas las religiones, con nuestras diferencias lógicas, sepamos unirnos para construir una sociedad más justa".
Fuente: Secretaria de Formación Político Sindical Libro "Clase trabajadora, nuestra historia"- SUTEBA.