Vamos a empezar a 
plantear en esta etapa a la Central, como una construcción que 
fundamentalmente tiene que organizarse en lo territorial y convertir, a 
la clase trabajadora, en un factor de poder que pueda intervenir en el 
direccionamiento de la lucha que se plantea en este momento en nuestro 
país entre los dos proyectos en disputa.
 Estamos en un año bisagra. Un año bisagra para los que están en la 
vereda de enfrente y para nosotros por lo que pasa con nuestro enemigo, 
si podemos definirlo así, nuestro enemigo de clase y por lo que pasa con
 nosotros mismos. Para ellos es un año bisagra, porque tal cual lo 
proclama hoy el diario Clarín, después de la marcha, que suponen, fue 
como un tajo que hirió profundo al kirchnerismo, empieza ahora 
definitivamente, la cuenta regresiva del tan anhelado y soñado fin de 
ciclo al que estos grupos dominantes apuestan, con el concurso de 
fuerzas que expresan al poder financiero internacional, que expresan a 
los que quieren ordenar el mundo, a partir de la hegemonía de EEUU de 
Norteamérica y la troika europea. Construir ese final de ciclo que les 
permita además golpear en el último gobierno que va a tener elecciones 
en el 2015. Porque todo lo que habían vaticinado para los otros países 
de América Latina, no se les cumplió. No solamente no pudieron recuperar
 terreno, sino que perdieron, por lo menos en lo que concierne al 
resultado electoral.
Por eso Argentina hoy está en la mira, en parte porque es el último 
país que va a tener un proceso electoral y es su última oportunidad de 
poder golpear en una de las cuatro naciones claves que tiene el 
continente. Están México, Brasil, la Argentina y Venezuela. Nuestro 
país, en ese sentido, es una pieza muy importante en el ajedrez de los 
que quieren volver a constituirnos en su patio trasero. Por otra parte, 
la tradición histórica de un país que durante muchas décadas, salvo 
mientras gobernó el peronismo, estuvo de espaldas al resto de América 
Latina; con una clase dominante que se definió de raigambre europea para
 poder recuperar a la Argentina para el esquema de la dominación del 
imperialismo. Evidentemente no es éste un tema menor. Hoy lo decían bien
 los compañeros, nosotros enfrentamos la embestida de los fondos buitre y
 enfrentamos ahora una campaña de desprestigio a nivel internacional 
inusitado.
Hace poquito estuve en Washington, en esa reunión a las que nos 
convocaron en el edificio del Banco Mundial, en el corazón del imperio. 
Cuando entré ahí pensaba en mis compañeros y compañeras de la CTA y que 
de pronto estábamos ahí discutiendo con los personajes que forman parte 
de esa especie de casta poderosa, que a nivel internacional, con una 
coma que mueven definen el destino de mucha gente, casi siempre para 
mal. Cuando uno ve las noticias que se publican de la Argentina en los 
diarios del mundo, toma conciencia de que estamos en este momento 
puestos en el centro de las agresiones, de los que no nos perdonan haber
 vuelto a reincidir en ese camino del que nos sacaron en el 55 con un 
golpe de Estado; en ese camino del que nos volvieron a sacar en el 76, 
con otro golpe de Estado todavía más cruento, porque ahí el escarmiento 
costó nada más ni nada menos que la vida de 30 mil compañeras y 
compañeros trabajadores y que ahora, otra vez, nos quieren volver a 
sacar de este camino, que evidentemente forma parte de este momento tan 
particular que estamos viviendo las naciones de América Latina.
Ese encuentro que yo les decía,  consistía en confrontar posiciones, 
 del movimiento sindical con la de los representantes del Fondo 
Monetario y el Banco Mundial. Había centrales sindicales de Grecia, 
Portugal, España, África, predominaban las de los países que están en la
 zona caliente, en relación con las políticas que se están disputando. 
En el panel que tuve que intervenir yo, el del Fondo Monetario 
Internacional, mostrando unos gráficos, llegaba a la conclusión que 
América Latina era la única parte del mundo donde la pobreza y la 
desigualdad habían decrecido en la última década. O sea, eso tenían que 
reconocerlo, porque son números estadísticos, no hay manera de 
dibujarlos. Ellos tenían que reconocer que había habido un descenso de 
las desigualdades. El único lugar del mundo donde hubo en estos diez 
años retroceso de la pobreza y la desigualdad, con cualquier índice que 
se lo quisiera medir.
Y eso dio lugar a que yo planteara, que la Argentina, que en el año 
2001 había sido sometida hasta el borde de la tolerancia de sus sectores
 sociales a las políticas del FMI, en esa suerte de quirófano en el que 
nos habían metido, empieza a recuperarse, cuando el gobierno de Néstor 
Kirchner decide desconectarse de las recetas del Fondo Monetario 
Internacional, a través de la política de desendeudamiento. Recién 
después de eso, las desigualdades empiezan a retroceder y eso significó 
apostar a generar empleo, distribución y a quitarle de las manos al 
capital financiero algunos instrumentos de los que se habían apropiado 
en la época del saqueo y puse como ejemplo el tema de la jubilación que 
volvió al sector público.
Y esto es lo que no nos perdonan.  El ataque que sufre el gobierno de
 la Argentina por parte de los fondos buitre; los ataques que sufrimos 
antes en el conflicto con la Mesa de Enlace en 2008; el verano que 
nosotros tuvimos el año anterior, con saqueos, alzamientos policiales, 
corridas cambiarias, presión devaluacionista, devaluación, mercado 
paralelo del dólar, dólar ilegal, el invento del blue, todo eso, una 
cosa atrás de la otra como una especie de carrera de obstáculos, donde 
cuando se termina de saltar uno aparece otro que es peor. Todo eso, 
permanentemente repetido, intensificado, tiene que ver con la ofensiva 
de los que quieren que este proyecto nacional, popular y democrático, 
sea definitivamente borrado de la faz de la Tierra en este país. Este es
 el objetivo de los grandes grupos poderosos que pretenden la 
restauración del viejo orden neoliberal con el final abrupto de esta 
experiencia popular.
Hoy se agarran de esta situación que generó el Mossad, la CIA, y sus 
vínculos en los grupos de poder interno, que es el ataque en torno al 
tema del atentado de la Amia, la causa del fiscal Nisman, y la muerte 
del fiscal Nisman. Es muy difícil estar fuera del país y poder explicar 
esto. Hasta los mejores amigos nuestros escuchan, pero no terminan de 
estar tan convencidos de que lo que les transmitís es objetivo. Es 
decir, que la comprensión y el entendimiento que encontramos afuera, 
cuando fuimos con el tema de los fondos buitre, no se replica del mismo 
modo con el tema de la muerte de este fiscal y la embestida a partir del
 tema de la Amia. Esto es así.
Ustedes lo deben haber visto, porque quien escuche la CNN en español 
tiene una idea de cuál es el grado de ataque, de mentira, de difamación,
 del que en este momentos estamos siendo objeto. Por supuesto hoy leía 
los comentarios de la prensa internacional, acerca de la marcha y es 
como que, en  su versión, en la Argentina hubo una especie de 
reverdecimiento de la democracia, de la libertad.  “La sociedad 
pensante” gana la calle y entonces se reinstala la idea del fin de 
ciclo. Fin de ciclo para ellos, fin de ciclo para nosotros también, 
porque aquí se dijo hoy, va a ser la primera vez que no haya un Kirchner
 al frente del gobierno nacional. Y tenemos el gran desafío de pelear la
 continuidad de este proyecto, sabiendo que quien esté al frente del 
mismo no va a ser Cristina Kirchner.
No podemos autoengañarnos en el sentido de pensar que, en caso de que
 haya un cambio negativo,  lo que va a venir va a ser algo con lo que 
vamos a poder convivir. Está claro que lo que viene detrás, es la 
restauración neoliberal. Después será cuestión de correlaciones de 
fuerza. Hasta dónde puedan restaurar, hasta dónde nuestro pueblo está en
 condiciones de dar respuestas; hasta dónde seamos capaces de tomar 
iniciativa, de resistir, de generar nuevas asociaciones del campo 
popular. Porque es verdad que hoy tenemos un problema. Hay una parte de 
lo que tendría que ser el campo popular que, lamentablemente, está del 
otro lado.
En una encuesta realizada en América Latina, en la cual le 
preguntaban a la población cuál era la autopercepción acerca de  su 
lugar en la sociedad, si era de clase baja, media o si se consideraba de
 clase alta, de todos los países de América Latina, el porcentaje más 
alto de gente que se consideraba a sí misma de clase media, era de 
Argentina. El 54% de los encuestados se consideraban pertenecientes a la
 clase media. En Perú, por ejemplo sólo, el 12% de los encuestados, se 
consideraba de clase media.
De manera que hoy lo escuchaba a Jorge Hoffmann, que me contaba de 
una nota que le habían hecho a Rosendo Fraga, que describiendo el 
contenido social de la marcha del 18 de febreo, dijo: “Eran blancos y 
bien vestidos”. Yo creo que esto a nosotros nos plantea un tema que es 
interesante y lo voy a hacer autocríticamente, porque soy docente, y 
como mis compañeros, que están acá, elegimos que nuestro lugar para dar 
la lucha era el gremio de los docentes. A despecho de muchos que nos 
decían no pierdan el tiempo.
Hubo debates que hicimos en 1983 en un congreso que se hizo en el 
Teatro San Martín, cuando se recuperó la democracia, se hizo un gran 
congreso del PJ, a discutir si había que hacer otro gremio, si había que
 ir a la UDA porque era el gremio peronista o había que dar la pelea 
dentro de Ctera. Y ganó la tesis nuestra, que era dar la pelea dentro de
 Ctera, porque decíamos: el movimiento nacional y popular tiene que 
ganar a los docentes. Pero hoy yo me planteo lo siguiente. Hoy hay 
compañeros docentes, que se referencian más con los que convocaron a la 
marcha de ayer que con lo que dice este militante del gremio docente. En
 general los compañeros nos respetan, nos votan, nos bancan, porque 
saben que vamos a pelear en la paritaria. Pero cuando nosotros, como lo 
hice yo en estos días, defino públicamente que la causa del fiscal 
Nisman es un verdadero mamarracho, que no existe delito alguno, que ni 
los juristas de la derecha de este país pueden salir a decir que esa 
causa se puede sostener; cuando uno dice que la marcha del día de ayer, 
lamentablemente, es una expresión de un sector social, obnubilado por 
contradicciones que no le dejan ver que está siendo manejado por quienes
 quieren volver a  secuestrar la política para ponerla al servicio 
propio, en ese punto muchos quedan del lado del discurso dominante.
Hay una organización, Oxfam, que difundió un informe que habla de la 
distribución de la riqueza. Dice: cuando la riqueza se apropia de las 
políticas gubernamentales, secuestrándola, las leyes tienden a favorecer
 a los ricos. El resultado es la erosión de la democracia, la 
destrucción de la cohesión social y la desaparición de la igualdad de 
oportunidades.
En España, en una encuesta, ocho de cada diez personas están de acuerdo con esta afirmación.
Siete de cada diez personas viven en países donde la desigualdad 
económica aumentó en las últimas tres décadas. En Estados Unidos, el 1% 
más rico ha acumulado el 95% del total de crecimiento posterior a la 
crisis. Es decir, desde el inicio de la crisis hasta ahora, todo lo que 
creció Estados Unidos, el 95% se acumuló en el 1% más rico. Mientras que
 el 90% más pobre de la población, se ha empobrecido más. Y esto en 
Estados Unidos, donde la economía creció; en Europa, la economía sigue 
decreciendo.
Es decir, muchos de los que ayer estuvieron en esa marcha, muchos de 
los que se identificaron, en realidad están poniendo el cuerpo sin 
saberlo, para que en este país otra vez los dueños del poder económico, y
 los medios concentrados de información, de esa economía oligopólica de 
la que hablaba Basualdo, vuelvan a tener en la Casa Rosada, marionetas 
que ellos manejen, para generar las condiciones que les permitan la 
multiplicación de sus ganancias, a costa de la multiplicación de la 
pobreza. Esta es la verdad.
Porque no hay que ser un gran lógico para sumar dos más dos y saber 
que es cuatro. Si a alguien perjudicó la muerte del fiscal Nisman, por 
la causa que haya sido, es a este gobierno. Si alguien saca provecho de 
la muerte del fiscal Nisman, son todos estos personajes que estaban ayer
 convocando a la marcha. Son los grupos concentrados de poder. Son los 
nostálgicos del partido y de la dictadura militar. Son los que fueron 
parte del golpe cívico militar. Y, lamentablemente, muchos compañeros y 
compañeras, que están en lo que es el espacio social que nosotros 
representamos, es seducida y subyugada en este momento por este sector. 
Esto es así. Nos plantea un dilema y una contradicción enormes. Pero es 
así. Y no solamente en el gremio de los docentes. Planteé el tema de los
 docentes porque quería empezar por casa pero podríamos hablar de otros 
sectores. Yo sé que cuando más nos acercamos al hueso de la clase 
trabajadora, cuando más oscura se pone la piel, menos incidencia tiene 
ese tipo de convocatoria. Por eso que para nosotros es como tener en 
este momento una contradicción que está en carne viva, porque somos 
representantes de una central de trabajadores, que a diferencia de las 
otras expresiones del movimiento obrero, en este momento, tomó claro 
partido.
¿Qué quiero decir? Que en este momento los que estamos poniendo la 
cara desde una central de trabajadores, para denunciar esto como un 
intento de desestabilización y de voltear a un gobierno popular y 
democrático como se lo volteó en Honduras, a partir de una embestida 
judicial, como en Paraguay a partir de otra embestida judicial, somos 
nosotros. Es un dato de la realidad. Como lo es también que fue la CTA 
la que estuvo en Honduras  marchando para resistir la destitución de 
Zelaya y después en Bolivia cuando lo quisieron voltear a Evo. Eso para 
los que dicen que vemos fantasmas.
Por eso la tarea que se nos plantea no es sencilla. Tenemos que 
sostener las demandas que tienen que ver con seguir avanzando en las 
conquistas y a la vez tenemos que sostener la continuidad de este 
proyecto. No nos podemos desentender de esto. No podemos hacer un 
sindicalismo naif, ingénuo. No podemos decir: yo me hago cargo de las 
demandas de mis compañeros con este gobierno y con cualquier otro 
gobierno. Eso yo lo escuché. Lo escuchamos muchas veces. No es lo mismo 
frente a un gobierno que viene a restaurar el neoliberalismo. Pero 
además por una cuestión de los principios que nosotros defendemos. No 
seríamos nosotros mismos si en este 2015 nos desentendiéramos de la 
necesidad de garantizar la continuidad de este proyecto. Nosotros no nos
 podemos anotar, como lo hacen algunos especuladores, que ya compraron 
la platea desde la que van a mirar el derrumbe que ellos suponen va a 
suceder, para después escribir los documentos que expliquen dónde 
estaban las fuerzas populares, por qué se retrocedió, por qué se cayó. 
Eso nosotros no lo podemos hacer. Sería traicionarnos a nosotros mismos.
 Eso se lo dejamos a otros intelectuales y a otros oportunistas, que van
 a ser la izquierda que el grupo Clarín va a permitir. Que van a ser la 
izquierda del sistema en el que Macri va a gobernar, si es que alguna 
vez lo logra.
Y creo que esto nos plantea a nosotros el dilema de cómo ser un 
sujeto social, que sin hacer seguidismo del gobierno, nos permita 
sumarnos a las fuerzas del campo popular decididas a cerrarle el paso a 
los que lo quieren voltear. Hay cosas que las tenemos que bancar. La 
pelea antiimperialista, que está dando este gobierno, hay que bancarla a
 muerte. Que Cristina Kirchner haya dicho: no nos metan a nosotros en la
 geopolítica del imperio, con otras palabras, eso nosotros lo tenemos 
que defender. Y no es hacer seguidismo. Porque si hay un enemigo de la 
clase trabajadora, si hay un enemigo irreconciliable de la clase 
trabajadora, además de la oligarquía de cada uno de nuestros países, es 
justamente el imperialismo. Ahí no hay conciliación posible. Pero esto 
no quiere decir desentendernos de las demandas cotidianas de los 
trabajadores. Creo que debemos plantear iniciativas y ponerlas en 
debate. Porque yo creo que la mayoría de nuestros compañeros no nos 
piden que ganemos todas las iniciativas que nos proponemos. Sí nos piden
 que no dejemos de plantear las cosas que son correctas. Por eso las 
cosas que son correctas hay que plantearlas y pelearlas.
Porque este proyecto que empezó siendo nacional, que es democrático, y
 que es cada vez más popular, va a ser más popular si hay un sujeto 
social que represente y ponga en el debate los temas que tienen que ver 
con los intereses de la clase trabajadora. Uno de los problemas que 
tenemos en este momento, creo, en los gobiernos populares y democráticos
 de toda América Latina, es ese esquema en el que las transformaciones 
surgen desde el Estado. Está bien, fue necesario, fue una etapa 
necesaria. Es cierto que fue desde el Estado, a partir de Néstor 
Kirchner, que se abrió un camino distinto. Pero también fue desde la 
resistencia que se generaron las condiciones. También fue desde la 
resistencia que la Asignación Universal por Hijo se hizo realidad. Del 
mismo modo que peleamos y metimos lo de la recuperación de las 
jubilaciones para el sector público. Del mismo modo que resistimos y 
peleamos por la recuperación de Aerolíneas, como línea de bandera. Del 
mismo modo que salió la Ley de Financiamiento Educativo.
 Es necesario retomar esa línea de construcción. Necesitamos que la 
clase trabajadora y los sectores populares puedan establecer iniciativas
 para la construcción de alianzas sociales que le den fortaleza al 
Estado como herramienta de esos sectores populares. Que los avances del 
gobierno sean también los avances del pueblo. O que los avances del 
pueblo se conviertan en los avances del gobierno. Es decir que superemos
 un modelo en que a los trabajadores les cabe un papel pasivo.  Yo creo 
que este es el gran desafío que tenemos. Es cierto que estamos casi 
entrando en la cuenta regresiva del final de este mandato. Pero es 
cierto que estamos en el momento más álgido de la pelea.
Fíjense, yo leía hoy la nota que nosotros les mandamos a los 
compañeros de las centrales sindicales de todo el mundo. En esta nota 
transcribimos un párrafo sacado de un artículo que escribió el 
periodista Edgardo Mocca, se publicó la noche previa en que se producía 
la muerte de Nisman.
Decía: “Este núcleo poderoso de la sociedad argentina había imaginado
 saqueos, conflictos policiales, corridas bancarias y denuncias 
espectaculares para el último mes del año pasado. De todo eso quedaron 
algunas tapas de diarios y algunas operaciones judiciales contra la 
Presidenta. El país sigue viviendo en paz. Ahora se toma masivamente 
vacaciones y se prepara para seguir viviendo normalmente. En este clima 
empieza a definirse el panorama electoral para octubre”.
Esto lo pusimos porque ésta era la realidad de la Argentina hasta 
horas antes de que apareciera la noticia de la muerte de Nisman. Pero lo
 cierto es que ahora estamos en una Argentina distinta. Esta es una 
realidad. El campo popular necesita recuperar para meter otra vez del 
lado del pueblo a muchos que quedaron del otro lado. Y que han sido 
capturados. Yo lo veo así. Cuando veo a un maestro, a una maestra, que 
cree a pie juntillas las hijaputeces que dice el diario Clarín, lo que 
siento es que perdimos a alguien que tenía que estar con nosotros. 
Porque a mí no me interesa que un tipo que vive en un country y que 
habla de “los negros” y se caga en el hambre de la gente, vaya a esa 
marcha. Lo que nos tiene que preocupar es que arrastren a compañeras y 
compañeros que tendrían que estar de este lado porque no hay que 
resignarse a perder ni a uno solo.
Y hay que enfrentar en este momento una embestida que es feroz. Una 
embestida que está muy bien digitada. Una embestida que está hecha por 
expertos. Por expertos hasta en plantear los tonos de voz. Operativos 
que sólo el pueblo movilizado puede derrotar, por más operativos que 
armen.
Entonces me parece que en ese sentido debemos tener una serie de 
iniciativas que nos permitan recuperar esa unidad del campo popular que 
hoy está resquebrajada. Creo que nosotros tenemos que tratar de 
encontrar, con otras organizaciones de trabajadores, con otras 
organizaciones sociales, con otras organizaciones territoriales, puntos 
de encuentro que permitan construir una unidad activa, pero con un piso 
muy claro, que es defender la continuidad del proyecto nacional, popular
 y democrático. Que es denunciar el intento de desestabilizar. Que es 
denunciar a la derecha que quiere recuperar terreno
Entonces creo que a nosotros nos toca jugar un papel muy difícil. 
Porque no se trata solamente de esa tarea que la sabemos hacer: conducir
 la lucha por las reivindicaciones de nuestras compañeras y compañeros. 
No es solamente eso. Y tenemos que avanzar también con las cuestiones 
concretas. Tenemos que fortalecer los vínculos en la región para que las
 centrales sindicales de América Latina estén claramente del lado 
nuestro en esta pelea. Tenemos que impedir que el gobierno sea aislado y
 que Argentina sea atacada impunemente por los medios de comunicación en
 el exterior.
Y tenemos que aportar para que desde el campo popular, que es el 
motor de la historia, podamos retomar la iniciativa. Lo peor que nos 
puede pasar es que quedemos a la defensiva.
Esta situación se va a revertir, pero dependiendo de la fortaleza del
 campo popular. No solamente desde el gobierno. Por eso tenemos que 
generar las condiciones para que haya más movilización; un pueblo 
defendiendo al gobierno que votó y que lo haga más fuerte frente a este 
embate. Somos los trabajadores y el pueblo los que podemos garantizar 
que el proyecto nacional siga más fuerte y más vigente que nunca.
RESOLUCIONES DEL PLENARIO NACIONAL DEL 19 Y 20 DE FEBRERO EN SANTA FE
1. Política salarial:

 Accionar en las paritarias  para recuperar los puntos perdidos durante 2014 en la relación salario - inflación. 

 Reclamar
 la modificación del impuesto a las ganancias para la Cuarta Categoría y
 demandar como paliativo inmediato la elevación del piso.
2. Poner en debate en todo el país la agenda laboral de la 
CTA y los proyectos de leyes a impulsar como parte de la misma, a saber:

 Modificación
 de la legislación referida a licencias parentales en base al proyecto 
que estamos impulsando desde la Secretaría de Género 

 Reducción del trabajo tercerizado, contrataciones irregulares y todas las formas de fraude laboral. 

 Definición de una propuesta integral de reforma tributaria para que paguen más los que más tienen.

 Debate
 y definición de una iniciativa legal para constituir comité mixtos de 
seguridad e higiene y promover una ley de seguridad laboral superadora 
de la actual.
3. Acciones a impulsar:

 El
 1º de marzo movilización al Congreso de la Nación en respaldo a la 
Presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner en el marco del 
acto popular con motivo del inicio de las sesiones parlamentarias.

 El 8 de marzo movilización por el Día Internacional de la Mujer.

 El 18 de marzo acto de Homenaje a la Compañera Stella Maldonado en la Biblioteca Nacional. 

 El 20 de marzo participación en la Jornada de Movilización en Villa Constitución recordatoria del “Villazo”.

 El 24 de marzo participación en la marcha por  Memoria, Verdad y Justicia. 

 8
 de abril movilización al Congreso de la Nación por la modificación del 
impuesto a las ganancias y el resto de los puntos de la agenda 
legislativa de la CTA

 1º de Mayo: acto del Día de los Trabajadores 

 Del 18 al 22 de mayo: Semana Conmemorativa de Agustín Tosco al cumplirse 85 años de la fecha de su nacimiento.  

 Participación en los actos conmemorativos de los 200 años del Congreso Artiguista.

 5 de Noviembre movilización y acto al cumplirse los 10 años del NO AL ALCA.
4. Medidas organizativas.

 Durante
 el mes de abril se realizarán plenarios organizativos Nacionales y 
Regionales de las distintas Secretarías que componen la Mesa Nacional de
 la CTA.