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CENTRAL DE TRABAJADORES DE LA ARGENTINA - Inscripción Gremial N° 2027 (Resolución N° 325/97 del M.T.E.y S.S.)

sábado, 21 de septiembre de 2013

EVOLUCIÓN Y REFORMAS ELECTORALES

urnaNos encontramos a semanas de los actos electorales legislativos a nivel nacional, un buen momento para detenernos a meditar, acerca de cómo fue que nosotros, ciudadanos y vecinos, conseguimos el derecho a la libre elección de nuestros representantes en el gobierno que hoy se nos hace tan cotidiano.
Analizar a grandes rasgos las reformas electorales que fueron evolucionando para darnos más garantías de electores legítimos, es recuperar de alguna forma la memoria.
Hace ya casi dos siglos, por el año 1821 se sancionó en la provincia de Buenos Aires la primera ley electoral, durante el gobierno de Martin Rodríguez, que estableció el voto universal (masculino) y voluntario a todos los hombres libres de la provincia. Siendo excluyente para postularse a cualquier cargo público ser propietario.
Ya por el año 1857 -4 años después de aprobarse la Constitución Nacional- es aplicada la ley 140, de voto masculino y cantado, dado que ésta había dejado un vacío jurídico en el tema electoral.
Los votantes lo hacían a listas completas que incluía a los candidatos para todos los cargos, obteniendo la lista ganadora la totalidad de los puestos ejecutivos y bancas legislativas. Quedándose así, los partidos opositores, casi sin representación en el poder.
Por supuesto que éste no era el problema más grave. Al sufragar de modo cantado, los ciudadanos corrían el riesgo de perder desde sus empleos, hasta sus vidas. De no ser su votación de la complacencia del caudillo local en el poder.
Siendo muchas veces los civiles, electores a punta de sable, culata o bayoneta. Y conviviendo con la violencia, se mostró en la época el más crudo fraude electoral. Para ese entonces se hacían valer las libretas de muertos, la compra de votos, la quema de urnas y la falsificación de padrones, entre otras maniobras políticas, la mayoría de las veces ejercida por el gobierno de turno causando mayor indignación.
Este régimen duró hasta 1912, en que Saens Peña (intelectual del sector conservador),envestido en la Primera Magistratura, dictara la ley Nº 8810 de voto universal (masculino), secreto y obligatorio. Esta ley fue redactada en conjunto con el Partido Radical de Hipólito Yrigoyen, que desde la década del 90’, explotaran en revolución en los años 1890, 1903 y 1905, cansados del régimen fraudulento del Partido Autonomista Nacional.
Dando paso a través de ésta a una nueva etapa política en las historia de nuestro país, donde comenzarán a tener más fuerzas partidos políticos nuevos como el radicalismo y el socialismo, en representación de las masas populares.
Pero mucho aún faltaba para sanar los derechos democráticos tan castigados por el tiempo y la clase burguesa dominante, ya que la “Ley Saens Peña” dejaba un vacío en el voto faltante de casi la mitad de la población. Se trataba del voto de las mujeres
El 23 de Septiembre de 1947, bajo el primer gobierno de Juan Perón, se firma el decreto presidencial (ley Nº 13.010) que le otorgó el derecho al voto a las damas de todo el país –derecho por el que lucharon arduamente desde fines del siglo XIX, mujeres trascendentales como Cecilia Grierson, la socialista Alicia Moreau, Julieta Lanteri o Victoria Ocampo, entre otras-.
Éste nuevo orden social, sería recibido con mucho orgullo por Eva Duarte Perón, que desde la llegada de la “tercera posición” en 1946 luchó porque esta ley fuera establecida, ya que al no poder votar, la mujer quedaba en un rol de inferioridad cívico que no era justificado socialmente.
Ahora, no hace más de un año, el 1 de Noviembre de 2012, la Legislatura Nacional sancionó la ley Nº 26.774, reforma electoral que habilita el sufragio a partir de los 16 años, que incorpora a 1,3 millones de jóvenes al padrón electoral.
Lo que demuestra que este código, al igual que la sociedad esta en continúo movimiento y evolución, y por la que se extiende el derecho (en éste caso NO la obligación), en participar en el acto que es tan importante para la vida democrática y nacional, que es la elección de los representantes en el gobierno. Y la incorporación al sufragio, primero de las masas populares, luego de nuestras mujeres luchadoras, y ahora de la juventud, que es históricamente, símbolo de renovación y de lucha social.
Extractado de LA URBE, Número 4, Sábado 21 de septiembre de 2013.